como la gota que cae en el ojo que la espera
o la certeza de rompernos o encontrarnos
sin que nunca sea demasiado tarde
habría servido sólo para retratar una vez más
la silueta del edificio sobre el infinito
y la luz de un semáforo que ya no estará en verde
ese líquido espeso que se vierte por sobre todo
dejando intactas pocas cosas a su paso
-un pétalo, una pelusa, un rincón, un fa menor-
pudo, quién sabe, subsistir en estado anacrónico
la luz de la oficina siempre prendida, una buena actuación
reconocerse en todos y en ninguno
esa brisa helada que congela las lágrimas
de quiénes ya nunca tendrán todo por perder
(no más consecuencia de un pavoroso cambio climático)
habría tenido en la piel la memoria de miles de años.
o la certeza de rompernos o encontrarnos
sin que nunca sea demasiado tarde
habría servido sólo para retratar una vez más
la silueta del edificio sobre el infinito
y la luz de un semáforo que ya no estará en verde
ese líquido espeso que se vierte por sobre todo
dejando intactas pocas cosas a su paso
-un pétalo, una pelusa, un rincón, un fa menor-
pudo, quién sabe, subsistir en estado anacrónico
la luz de la oficina siempre prendida, una buena actuación
reconocerse en todos y en ninguno
esa brisa helada que congela las lágrimas
de quiénes ya nunca tendrán todo por perder
(no más consecuencia de un pavoroso cambio climático)
habría tenido en la piel la memoria de miles de años.